Del Tigre Aussie para el Draft de 2016 al espíritu ‘Maverick’

Ahora que el draft y los Towns, Okafor, Russell, Winslow, Mudiay, Porzingis o Hezonja están en boca de todos (madrugada del 25 al 26, 1:00h, C+Deportes) y dos australianos acaban de jugar la final de la NBA, hablemos de nuestras casi antípodas. Sí, porque deAustralia proviene el que estaría llamado a ser (con el pívot haitiano Skal Labissière también en la pomada) el número uno del draft en 2016: Ben Simmons. En high school, Simmons ha llevado a la Montverde Academy de Florida a tres títulos nacionales consecutivos. Sus 13 puntos, 9 rebotes y 9 asistencias en el último Nike Hoop Summit, además de ayudar al triunfo del Resto del Mundo sobre Estados Unidos, corroboraron la definición que el mismo emplea para su juego: se trata de un point forward de 2,08. El angelito Aussie ocupa múltiples posiciones y es capaz de hacer todas estas cosas en una cancha (28 puntos-12 rebotes- 4 asistencias- 2,6 robos-70,7% FG este año):

Ben es hijo de Dave Simmons, pívot nacido en el Bronx que forjó toda su trayectoria profesional en Australia. Pero, en estos momentos, la clave en la carrera del mejor jugador de instituto la tiene su padrino de bautismo, David Patrick, viejo amigo de su padre (fueron compañeros de equipo) y ayudante ahora en Lousiana State, la universidad donde el fenómeno va a debutar en la NCAA. Esa relación casi familiar explica que Ben haya rechazado los cantos de sirena de los pesos pesados del baloncesto universitario. Además, a él le hace ilusión desafiar a los Kentucky y compañía erigido en líder absoluto de un equipo mediano como los Tigers. Mediano (no tienen una estrella así desde Shaquille O’Neal) pero con talento la próxima campaña. A Simmons le acompañarán, entre otros, Antonio Blakeney (otro nuevo reclutado, gran anotador de perímetro), el junior Tim Quarterman y el senior Keith Hornsby, hijo de este señor que canta y toca el piano:

Bruce Hornsby, el padre del escolta titular de los Tigers en el pasado curso, ganó un Grammy al mejor artista emergente en 1986. El año de su álbum de debut como Bruce Hornsby and the Range, al que bautizó con el título de esa The way it is, una suave canción de mensaje antirracista. Hornsby no volvió a conocer tanta popularidad, y su carrera, siempre dirigida a un público adulto, ha continuado al margen del mercado y picoteando en múltiples géneros de la tradición musical americana (folk, jazz, soul, rock, góspel, bluegrass…). Hornsby padre presume de ser un deadhead como Phil Jackson o Bill Walton, hasta el punto de llegar a integrarse en la banda a la que profesa admiración, Grateful Dead, como miembro extraoficial en los noventa. Por supuesto,  siempre ha disfrutado con el baloncesto. Aquí le vemos junto a su vástago Keith, hace un año, en un reportaje a raíz del transfer de este desde North Carolina Asheville a Louisiana State:

El escolta de los Tigers, especialista en el tiro, promedió en la 2014-15 casi 14 puntos por partido y un 40% en triples. Alguno hasta sirvió para ganar sobre la bocina, como en este encuentro frente a Arkansas. El joven Hornsby se llama Keith en homenaje a otro músico admirado por su progenitor, Keith Jarrett. Y tiene un hermano gemelo, Russell, atleta de élite en la Universidad de Oregón, cuyo nombre rinde tributo a Leon Russell, al que el patriarca de los Hornsby produjo un disco de reaparición.

Las amistades de Bruce Hornsby alcanzan al mundo NBA, pues es íntimo, por ejemplo, de Rick Carlisle. Este estudió en la Universidad de Virginia, estado del que procede el primero. Se conocieron durante las finales de 1987 (en las que Carlisle, de jugador, perdió con losCeltics ante los Lakers) y conectaron enseguida. Les une la canasta, pero también la música. Como prueban los cameos al piano que se marca el entrenador de los Mavs de vez en cuando en los conciertos del artista virginiano. Un ejemplo, el mes pasado en el House of Blues de Dallas:

No puedo resistirme, al hilo de los Mavericks, en aludir al grupo del mismo nombre que visita Barcelona y Madrid este mes (29 y 30 de junio), después de casi dos décadas sin hacerlo. Con un admirador de la dinastía de los Spurs al frente (pese a proceder de Miami),Raul Malo, y una flexible mezcla de estilos. Al fin y al cabo, ‘maverick’ se asigna en inglés a aquellos que van por libre, en honor aSamuel Maverick, el ranchero tejano que se negaba, en contra de la opinión de sus colegas, a marcar sus reses. Indómito, como el campeón de 2011 o como la banda de Florida que rompió con la rigidez country de Nashville. Así que a bailar con The Mavericks y esteAll you ever do is bring me down, justo lo que nos causa la ausencia de NBA, esa pequeña depre, cada vez que concluye su temporada oficial.

RAMÓN FERNÁNDEZ ESCOBAR

@RamonFdezEs

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