Salvo secreto de sumario, ni Melo ni Durantula tienen previsto emular a Daft Punk durante las celebraciones del All-Star Weekend de la NBA que arranca esta madrugada (Canal+1, Canal+Dep, Yomvi, 03:00). Tampoco hay confirmación de que el dúo electrónico francés, acaparador reciente de premios Grammy, vaya a irrumpir en el show. A pesar de su vínculo con el artista programado para la ceremonia de presentación de los jugadores del All-Star Game, en la jornada dominical: Pharrell Williams (más sus huéspedes Diddy, Snoop Dogg, Nelly y Busta Rhymes). Es este músico que bromea sobre su puesta a punto para la cita, pesas incluidas: como le advierten al final del link, él no va a disputar el partido.
Ya bastante ocupado está Pharrell, no le queda hueco para muchos más desafíos. Aunque casi todos le salgan bien. Por ejemplo, el dearrasar con Get lucky mano a mano con Daft Punk. Escribió el tema con ellos y con el prestigioso Nile Rodgers (alma de Chic), lo cantó y lo produjo para el reciente álbum de la pareja enmascarada. A ese pelotazo le añadió en 2013 otro número uno, este para Robin Thicke: la controvertida Blurred lines, interpretada por ambos junto al rapero T.I. y parodiada por los Atlanta Hawks en las pautas que figuran a continuación para saber comportarse en sus encuentros de casa:
La agenda inminente de Pharrell incluye la entrega de los Oscar del próximo 2 de marzo (también en Canal+), donde debe defenderHappy. Con ella, incluida en la peli de animación Mi villano favorito 2, luce candidatura a la mejor canción original. Y para promocionarla, se confeccionó un vídeo de ¡24 horas! con todo un desfile de invitados moviéndose a su ritmo. Aparecen, por supuesto, el ubicuo Magic Johnson (aquí se puede ver el cameo) y su sonrisa inmarchitable, tan al pelo.
Tamaña lluvia de hits en los últimos meses solo representa la punta del iceberg en la carrera de Pharrell. Lleva años como cincuenta por ciento del dúo de productores The Neptunes (detrás de artistas de todo pelaje como Jay-Z, Madonna o Britney Spears); prepara ahora su segundo disco en solitario y colecciona ya cuatro como parte del grupo de rock, funk y hip-hop N.E.R.D. Con ellos grabó It’s so easypara una campaña comercial ambientada en un playground baloncestístico:
En las canastas de un parque practicaba con su padre de niño otro de los músicos estadounidenses emplazados para animar la fiesta,Kendrick Lamar, figura emergente del hip-hop que actuará el sábado, el día de los concursos. Asegura que su progenitor le hacía trampas, con el fin de ir preparándole para la realidad de la vida. Hay que pensar que nació y se crió en Compton, la dura ciudad del condado de Los Ángeles de donde salieron las hermanas Williams para triunfar en el tenis o Arron Afflalo en el basket. Al segundo precisamente el rapero le confiesa su admiración y antigua envidia en la letra de este corte, Black boy fly, bonus track de su segundo álbum (2012).
Kendrick está muy conectado con el mundillo del baloncesto. Lo demuestra aquí en una entrevista, o con su promo junto a Chris Paul para la ESPN. Y también se llevó hace meses desde dicha esfera algún tirón de orejas por los versos aportados a la canción de Big Sean Control en los que denostaba a otros colegas y se proclamaba insociable y “uncoachable (imposible de entrenar) hasta para Phil Jackson”. Iman Schumpert, el escolta rapero de los Knicks, le replicó con esta composición. Y el propio Maestro Zen tiró de la sabiduría que le caracteriza en el tuit de debajo, donde le decía al chaval que estaba muy bien lo de ir de chulito pero que al final todos necesitábamos un mentor, alguien en quien apoyarnos.
Un último apunte: el descanso del partido de las estrellas dará paso esta vez, como ocurrió en 2008, a un homenaje a la música deNueva Orleans. En él habrá savia fresca: Trombone Shorty & Orleans Avenue, la nueva estrella del R&B Janelle Monáe o elguitarrista y cantante de blues Gary Clark Jr (también intérprete del himno). Pero no faltarán veteranazos como Earth, Wind & Fire (aquí su célebre Fantasy en la cabecera del concurso de mates de 2000) o Dr. John, icono aferrado al piano de la ciudad anfitriona y ya protagonista hace seis años.
RAMÓN FERNÁNDEZ ESCOBAR