Han transcurrido ya 12 años desde su adiós. Se cumplieron justo este domingo. Pero, en tiempos de Rihanna y Beyoncé, conviene no olvidar a Aaliyah, la neoyorquina criada en Detroit que se puso con tres discos el R&B por montera antes de fallecer en un siniestro aéreo. El breve pero deslumbrante terremoto arranca en 1994 de la mano de un single adolescente, Back & forth, y su videoclip con imágenes de inspiración baloncestística:
Aquello encajaba sin duda con la fiebre por el balón y la canasta del tipo que rapea en el tema. Sí, porque R. Kelly, entonces productor y mentor de Aaliyah, siempre ha estado ligado al basket. Compuso la grandilocuente I believe I can fly para la banda sonora de Space Jam, según él, por encargo del propio Michael Jordan. Y una vez convertido en estrella millonaria, le dio la chifladura en 1997 de jugar como profesional con los Atlantic City Seagulls de la USBL (United States Basketball League, creada en los ochenta y de la que saltaron a la NBA Anthony Mason o Mario Elie), donde hizo de escolta suplente y coincidió con Chris Jent, ex del Joventut. Kelly y Aaliyah solo trabajaron juntos en el primer álbum de la cantante. Lógico, dada la noticia de un supuesto matrimonio entre ambos anulado por la falsificación de la mayoría de edad de ella (y primero de los escándalos sexuales que han salpicado la trayectoria de él).
La de Brooklyn siguió creciendo: el brillante Timbaland produjo y coescribió con Missy Elliott buena parte de One in a million, segundo disco de Aaliya (1996). Y ésta poco antes, por si quedaban dudas de su poder vocal, las arrasaba con la siguiente interpretación del himno estadounidense. Fue antes de un partido de los Orlando Magic:
Durante un lustro, Aaliyah se volcó en progresar como actriz. A la agitada puesta al día deShakespeare Romeo debe morir siguió su papel protagonista en La reina de los condenados. El filme vampírico no se había estrenado aún cuando llegó Aaliyah, espléndida tercera entrega musical, también pilotada por Timbaland. La diva ya atesoraba en consecuencia una gran colección de canciones (aquí, 10 de toda su discografía con sus respectivos videoclips).Y entonces, el acabose. Rodaje en Bahamas del single Rock the boat, prisa por volver en un pequeño Cessna en lugar del vuelo regular y la tragedia: el avión se estrelló por exceso de peso nada más despegar. Aaliyah murió junto a los otros ocho ocupantes, incluido el piloto, en cuyo cadáver se encontraron rastros de alcohol y droga.
En aquellas islas del Caribe, la diva emergente, el futuro del R&B, se iba a los 22 años. Solo uno menos de los que tiene por ejemplo Klay Thompson, hijo del gran astro bahameño de la NBA: Mychal Thompson fue en 1978 el primer número uno extranjero del draft (luego se nacionalizaría). Aún no había nacido Aaliyah, cuyo fin prematuro le impidió participar en la saga que ahora presta apodo al alero de los Mavs Shawn Marion: The Matrix. En Dallas jugó otro bahameño, Dexter Cambridge, a principios de los noventa. Mientras que un exACB, Ian Lockhart, vistió dos minutos la camiseta de los Suns. En los últimos tiempos, Magnum Rolle(su madre le bautizó como la serie televisiva de Tom Selleck) aspira a ser el cuarto NBA de las Bahamas y el segundo pívot tras Thompson. Aunque si yo debiera elegir una importación bahameña a Estados Unidos, me quedaría con esta tonada tradicional famosa gracias a The Beach Boys: Sloop John B. Tan inolvidable como el fulgor de Aaliyah.
RAMÓN FERNÁNDEZ ESCOBAR